Ese momento en que tienes esa sensación en la que piensas
que pudiste hacer algo mas por tener a esa persona, es cuando verdaderamente te
miras al espejo y te ves ridículo.
Te ves ridículo al darte cuenta de que nunca le has
demostrado tus sentimientos, que el tren ha pasado por delante de ti y no has
subido. Piensas que es demasiado tarde, pero nunca es tarde para el verdadero amor.
Solo tienes dos opciones, esperar a que pase otra vez por tu
parada, o adelantarte a la próxima y subirte.
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