Llega pronto el comienzo de algo
que con impaciencia esperaba. Pierdo
contacto con la rutina, pero también con aquello que me sacaba de ella.
Un
verano más que la añoro, engañándome a mí mismo que la podría tener entre mis
brazos. No es más que una repetitiva
ilusión que se forjaba en mi mente, pero ella lo merece.
No es como las
demás, es una entre un millón y con una sonrisa
puede resquebrajar tu corazón.
Soy afortunado por haber conocido sus
dones, aunque estoy seguro que aun así me ha ocultado gran parte de su encanto.
No existe nadie que le pueda hacer sombra, es fuerte como una roca, dulce como
la miel y con más ternura que un bebé. Ella lo desconoce, pero cambia todo lo
que le rodea. Hace que la gente muestre su lado bueno mostrando seguridad y se
sientan protegidos. Muchos dirían que exagero, que no puede existir nadie así y
que solamente es una persona más… Pero no, yo sé que es un ángel que ha bajado
del cielo para que conociéndola, nos hagamos una idea de cómo es aquello.
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